Recientes estadísticas indican que el 20% de la población chilena tiene 60 años o más, un dato que resalta la necesidad de una atención especial en áreas de salud y recursos. El crecimiento de la población mayor de 65 años, impulsado por el aumento de la esperanza de vida y cambios demográficos, presenta un desafío significativo.

En la Región de O’Higgins, la situación es aún más pronunciada, con cerca del 15% de los habitantes en esta franja etaria. Este fenómeno subraya la urgencia de implementar estrategias que aseguren el bienestar de nuestros adultos mayores.

La pandemia de COVID-19 ha agravado los problemas de aislamiento y vulnerabilidad entre este grupo, haciendo más crucial que nunca la promoción de su participación activa en la comunidad. Organizaciones locales están trabajando para fomentar la autonomía de las personas mayores y crear entornos inclusivos que respeten sus derechos.

Visibilizar y atender a la población mayor no solo es un acto de justicia social, sino que también enriquece nuestra sociedad. Es fundamental incluir sus voces en la planificación de políticas públicas para abordar los desafíos del envejecimiento.

Juntos, podemos construir un futuro donde cada persona mayor se sienta valorada y apoyada.

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